"- Por supuesto, pero- y Lou Salomé apartó el brazo para situarse ante Breuer, dueña de sí, firme como un hombre- la palabra “obligación” me resulta opresiva. He reducido mis obligaciones a una sola: perpetuar mi libertad. El matrimonio y los compromisos que implica, los celos y la posesión, esclavizan el espíritu. Nunca ejercerán dominio sobre mí. Espero, doctor Breuer, que llegue el día en que hombres y mujeres no se vean tiranizados por sus recíprocas debilidades.- Se volvió con la misma seguridad que había llegado- Auf Wiedersehen. Seguiremos hablando en Viena."
— | El día que Nietzsche lloró. IRVIN YALOM |
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